Amenazas a Juanito
En aquel día el amanecer nació revuelto.Una neblina azulada se retorcía entre las matas de millo haciéndolas vibrar y llamar al plomiso calor que se aproximaba desde el sureste.Los gallos saludaron a la claridad que emergía desde el mar amarilleando todo en su crecida.
Con la salida del sol Juanito ya estaba pastoreando las cabras y,avisado por los ladridos nerviosos de Sultán,divisó en el Cerro Pelado unos cuatro hombres y una jóven de pelo naranja que caminaban en dirección a su casa.Estuvo largo rato observándolos en aquella mañana calurosa,venían en fila y en el último lugar una espigada mujer pelirroja.El perro había descubierto su privilegiada posición de vigilancia.Juanito caminó hacia ellos precedido de los gruñidos del animal.La comitiva,al comprobar que Juanito marchaba a buen paso a su encuentro,continuó quizás ahora más rápido hacia la casa del viejo.De nada le valió a Juanito el que apretara el paso y tampoco que con sus silbidos y ademanes manifestase su deseo de que no se aproximasen a su vivienda.Llegó incluso a gritarles desde lejos haciendo aspavientos con las dos manos en cruz.El que iba delante era Marcial Meón,lo distinguió cuando quedaban unos cien metros,pero el inmobiliario,como si la casa fuera suya,con el dedo índice señaló a Juanito su casa.
El anciano una vez estuvo ante ellos,tranquilizando al perro que nervioso y violento enseñaba los dientes,les recriminó:
-Antes que nada les deseo buenos días,pero les advierto que pisan propiedad privada y a su dueño le cabrea que extraños entren en sus tierras sin su expreso permiso.Con toda seguridad ustedes no permitirían que cualquiera entrara en sus propiedades sin pedir la correspondiente autorización.Sepan que mi casa está siempre abierta a los amigos,pero que yo sepa ustedes no se encuentran en esa categoría,ni siquiera el paisano Meón ha hecho méritos para figurar en el libro de los bienvenidos.!No te mosquees!-señalando con el bastón al que trajeado de beige se secaba el sudor de su escurrida frente-,que eres capaz de vender a un amigo por cuatro perras.Que conste que no permitiré que te aproveches de un "mauro" como yo,como dirías tú en La Villa."Al pájaro se le conoce por su cagada" y la de Marichal apesta a venta de terrenos a extranjeros que,lo primero que hacen,es acabar con la agricultura y ganadería que ha existido siempre para traer a viejales aburridos que las vallan para que solo ellos y los de su ralea disfruten de Fuerteventura.Nos tratan como apestados incluso a los que hemos nacido aquí,con cancelas y guardias jurados nos impiden la entrada en las que colocan cartelitos en todos los idiomas advirtiendo "propiedad privada".
Marcial Meón,nervioso y molesto por la rociada que se está llevando,contestó en tono recriminador con una pregunta:
-Juan,¿por que motivo no viniste a verme? ¿No habías quedado en hablar sobre la venta de estas tierras?
Juanito,haciendo sonar el palo en una roca y ganando tiempo enciende su pipa de nogal,contesta:
-Quería hacerte una visita,pero hablé con Simeón Díaz que me puso al día de tus aventuras con lo ajeno y,como soy un hombre libre que cree vivir en un mundo libre,no lo consideré necesario,pues la verdad es que no quiero vender ni un solo metro de mis tierras.Algo sin embargo me gustaría preguntarte:¿cómo diablos quieres vender estas tierras para edificar apartamentos,si sabes que estamos en suelo rústico y que estas tierras están dentro del paraje natural y que,además,la moratoria impide cualquier nueva construcción?
A toda prisa contesta Marcial Meón:
-¿Quien te ha dicho que vamos a construir aquí?
-La experiencia querido comerciante-respondió casi de inmediato-.¿No querrás que piense que esos extranjeros que te acompañan van a dedicarse a la ganadería y a la agricultura?
....continuará
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